Bien, como otro de los propósitos al abrir este blog era exorcizar mis demonios y espantar a los fantasmas que pululan en mi mente, pues aprovecharé para darle la estocada final a este asunto ( o al menos espero que así sea).
El corazón y la mente son traicioneros. Cuando parece que tu recuerdo no es más que una anécdota, de repente apareces de nuevo, como un picotazo con un alfiler. No sé si sea el clima lluvioso, o el maldito hecho de que acabo de encontrar esta foto tuya en el facebook (¿por qué lo tienes abierto a todos?????), pero regresaste...muy mala idea.
Pero hasta cierto punto estoy sorprendido. Ya no me parte la madre ver tus fotos, ni siquiera recordar ese par de noches, ni tu voz en el teléfono, ni tu sonrisa al salir de tu casa mientras te esperaba en el auto. Tampoco las largas caminatas por el bosque ni el hecho de que fuiste mi única compañía en la fría soledad del departamenteo de Av del Iman 580.
Ya no me dueles. Sólo provocas un poco de comezón, como cuando te tocas una herida que está cicatrizando, o como un brazo fracturado mientras se recupera. Mucha comezón, pero no más dolor.
Tampoco seguiré flagelándome, como lo hice durante 2 malditos meses, repasando una y otra vez lo que pude haber hecho mal y llenándome la cabeza de piedras. ¿De qué sirve hacerlo? es sólo inútil auto-tortura. Finalmente entendí que como en toda relación, la responsabilidad es compartida, y que mi momento llegará.
Pero qué difícil es someter el corazón a la mente.
Pondré tu foto, pero sin tu rostro real. Dejaré el que algún mal caricaturista te hizo. Malo porque no te hizo suficiente justicia.
QUE TENGAS SUERTE EN TODO
PD: GRACIAS a las personas que estuvieron conmigo en esos días aciagos: Yarami, Víctor, Daniel Albarrán. Son la neta, me cae.
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