¿Por qué fracasó el sistema socialista? Sin necesidad de pedirle a un economista que nos aviente un choro, la respuesta parece muy simple: porque era un sistema contrario a la naturaleza humana. La gente posee por naturaleza un grado de egoísmo, de materialismo y de competitividdad que ningún sistema político puede erradicar. La utopía socialista de la igualdad se oye muy bien en la teoría, pero en la práctica quedó demostrado su fracaso. Pero vayamos a lo que nos atañe.
Republica Democrática Alemana, principios de los 80s. La dictadura del proletariado ha degenerado en una paranoia , donde cualquier persona (amigos, vecinos, familiares) puede ser un espía, empleados por el Estado para mantener vigilados a los indeseables.
Georg Dreyman es un prestigioso dramaturgo. Aunque no simpatiza con el opresivo régimen comunista, se las arregla para sobrevivir congraciándose con las autoridades. Así, se le permite cierta libertad de expresión, y hasta hacer amistad con intelectuales disidentes. Dreyman vive con la famosa actriz Christa-Maria Sieland, y cree estar lejos de la vigilancia de la Stasi, la policía secreta del gobierno. Pero en realidad un prominente miembro del partido comunista ha puesto los ojos en la hermosa Christa-Maria, y encarga al capitán Gerd Wiesler, de la Stasi, un estrecho seguimiento de ella y Dreyman, no porque le preocupe una posible actividad subversiva, sino porque quiere cogerse a la actriz.
Metódico agente capaz de descubrir traidores hasta debajo de las piedras, Wiesler se lanza a la tarea, escuchando durante horas las conversaciones que retransmiten los micrófonos colocados en el apartamento de Dreyman.
Así se va orquestando una trama de alto interés dramático, donde las crecientes dudas de Wiesler hacen que caiga en dilemas morales que no tenia previstos . Se muestra el modo en que un régimen autoritario como el comunista limita la libertad de los ciudadanos, convenciéndoles incluso de que la poca que les queda es más que suficiente; aunque hay lugar para un poco de humor negro-el inocente chiste sobre el canciller Honecker, que a la larga significa la ruina de un pobre hombrecillo-, dominan la atmósfera opresiva y la tragedia, que invitan a los personajes a preguntarse si pueden conformarse con el estado de las cosas, si han de rebelarse, o si se deben a un elemental instinto de supervivencia, que equivaldría a la traición.
Hay un magnífico sentido del ritmo, unas actuaciones sobrias pero muy sentidas, mucho dramatismo. La paleta de colores grises y pardos sirve bien para dibujar a un país triste. Y aunque todo el reparto brilla a un excelente nivel, es de justicia destacar el trabajo de Ulrich Mühe: desde el principio, con ese interrogatorio que abre el film, hasta la entrada en una librería después de la caída del Muro de Berlín, un final sencillamente memorable.
Ganadora del Oscar a la Mejor Pelicula Extranjera en 2007
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