BLACK SABBATH
Vol. 4
Warner Bros. 1972
Una serie de estados alterados de conciencia es lo que me provoca escuchar el 4ª álbum del culto sabbathesco. Titulado así simplemente, Black Sabbath Vol. 4, marca el primer punto de evolución musical de la banda, un golpe de timón que al principio desconcierta un poco después de soltarnos mazazos en el rostro con discos tan fundamentales como Paranoid, Black Sabbath, o Master of Reality.
VOL. 4 es un compendio de variedad, un material rico, con sonidos diversos pero muy homogéneo. Encontramos desde la pesadez más bruta y oscura en temas como Under the Sun o Cornucopia, hasta experimentos raros como Fx y sus ruidillos electrónicos, pasando por una sentida balada como la inmortal Changes, y sin dejar de lado los riffs con la marca registrada de Toni Iommi en canciones como St Vitus Dance, Tomorrow’s Dream, o la larga Wheels of Confusion.
Pura pachequez, riffs que se suceden unos tras otros, machacantes, precisos. Pero sobre todo quiero destacar un tema…una pequeña obra de arte. Estoy hablando de Snowblind, toda una prueba de resistencia para tu cuello, que sin que te des cuenta se moverá hacia abajo y arriba con ese riff de guitarra tan demoledor. Qué manera de cantar de Ozzy Osbourne y al final de la canción incorporan un sintetizador para crear una atmósfera más sicodélica, si cabe.
¿Alguna que no me agrade? Pues sin duda esa bobaliconada acústica de Laguna Sunrise, inspirada en Laguna Beach, California. No sé…no es que sea mala, pero no es Sabbath. Se oye demasiado ‘’dulce’’. En fin.
Pues en resumen, tenemos a un Black Sabbath más maduro, con una gama de recursos musicales más amplia, y con esos rasgos cada vez más finos que se acentuarían en los 2 discos siguientes. Un material imprescindible y una joya.
Calif. 9.5
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