A veces uno se sorprende al darte cuenta cómo las cosas en tu vida se acomodan poco a poco, y por sí solas. Uno es ciego y necio, pero a pesar de eso, pareciera que todos tenemos un camino pre-trazado, y por más desmanes que hagamos, al final de cuentas nos veremos transitando por dicha ruta. Llámenle destino, o llámenle obra de la fuerza que mueve el cosmos... no lo sé, pero repito, no deja de sorprenderme.
Después de un 2009 cuyos últimos 8 meses fueron lo más parecido a una pesadilla, parece que el humo se disipa y me revela el porqué de las cosas que pasaron.
Ayer me preguntaste que si era feliz. SÍ, sí lo soy en este momento. La felicidad no es un estado permanente, como muchos cursis ilusos quisieran. Son momentos (a veces escasos), que deben disfrutarse de principio a fin. También esos lapsos de felicidad son producto del trabajo, y de LA FE Y CONFIANZA.
Seguiré trabajando entonces. Y ahora no sólo para mí.
Y por hoy no diré nadamás, no sea que la sal se derrame sobre esta mesa tan colmada de manjares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario