Este año entré al club de los treintañeros. Mi rango de edad me ubica por lo tanto en la llamada Generación X y me pone quizás también en la antesala de la llamada crisis de la mediana edad.
Hablar de la generación X es hacerlo pensando en personas de entre 24 y 37 años. Ya no somos adolescentes, pero entramos en la categoría de ‘’adultos jóvenes’’. Soy parte de la primera generación que se crió con la ruptura verdadera del hogar tradicional. En la década del 70 al 80 el divorcio pasó a convertirse en una palabra cada vez más familiar ¿Eso qué implica? Pues entre otras cosas, que nuestros jefes nos dieron la llave de la puerta de casa desde pequeños; aparecieron los hogares uniparentales. Por primera vez dejaba de existir la idea de padre, madre, dos hijos, un perro, un gato y una cerca blanca rodeando el jardín. No las teníamos que arreglar solos. En mi caso, a mis padres sólo los veía unos minutos en la mañana y otros tantos en la noche. Tenían que trabajar de tiempo completo y mi abuela fue la que verdaderamente me crió. Sólo los fines de semana estaban disponibles mis viejos.
Crecí en un mundo decadente. He escuchado siempre cosas como éstas: Si comes alimentos grasosos, de adulto te dará cáncer; si vas a la playa, no te expongas a los mortíferos rayos UV. Ese enorme agujero en la capa de ozono nos iba a provocar cáncer de piel, pero aún no teníamos protector solar factor 30. El reciclaje no existía todavía. En todas partes se hacían cosas que dañaban el medio ambiente, y durante la década del 70 y principios de la del 80 la gente, de repente, comenzó a darse cuenta. Pero aún no había soluciones.
Crecí siempre con la amenaza de la muerte. Y no me hablaban de guerras mundiales, sino del peligro que acechaba en la calle, en la escuela, incluso en ni propia casa: Me enseñaron a no abrirle la puerta a ningún extraño; si vas a coger, cuidado con no ponerte condón, porque el embarazo no es el único peligro, también te puede dar SIDA; cuidado al cruzar la calle, fíjate antes a izquierda y derecha, y ya no juegues futbol en la calle con tus amigos, pues un auto puede pasar y atropellarte, o cuidado al caminar por ciertos lugares a ciertas horas, porque hay asaltantes. Miedo y amenazas por todos lados.
A los treintañeros se nos critica a veces por nuestra apatía y por no involucrarnos en hacer de éste un mejor mundo. Pero se equivocan, no es apatía, es sólo que en nuestro inconsciente los miedos a tantas amenazas se han quedado grabados, y pasamos demasiado tiempo tratando de manejarlos..
Soy parte de la última generación que jugó al avión, a los encantados o a las canicas, pero también fuimos los primeros en estrenar las nuevas tecnologías que hacían que te quedaras en tu cuarto a jugar en vez de salir a la calle: estrenamos el Atari y el Nintendo, y últimamente, hasta jugamos sin problemas el XBOX y el PlayStation.
Por desgracia soy parte también de la primera generación a la que no le fue mejor que a sus padres; A ellos les tocó la romántica época en la que el gobierno era la mejor opción para trabajar, que te daba buenas condiciones para vivir como clasemediero decente hasta tu jubilación. Eso permitía tener a los 30 años casa propia, auto de agencia, y sueldo decente. A los X obtener esas cosas se nos ha complicado mucho, y cuando lo logramos, muchas veces es a costa de contraer largas y pesadas deudas. Crecimos en medio de crisis económicas permanentes, así que aprendimos a esforzarnos porque nadie nos regalaba nada, ni los padres estaban en casa para ayudarnos. Crecí en la época del nomadismo laboral. Mi padre duró casi 20 años en una empresa, y 10 en otra. Para los X durar 5 años trabajando en un mismo lugar nos suena hasta arcaico.
La década del '80 fue de de codicia y ambición. Me enseñaron que de adulto debía tener un auto deportivo y una casa o departamento en buena zona. Al conseguir mi primer empleo, adivinen qué pasaba: tenía un sueldo de mierda y todo estaba carísimo; no se podía tener ninguna de esas cosas que se me había enseñado que debía conseguir a base de esfuerzo.
¿Y los X cómo quedamos con todo eso hoy? Pues muy independientes, teníamos que ser independientes para poder sobrevivir. Soy pionero de la generación que vive vio por primera vez a los chavos irse a vivir a departamentos de soltero. Yo ya lo viví. Esa es la razón por la que fuimos tan problemáticos para nuestras familias durante toda la década del 90, porque los sistemas antiguos no funcionaban para nosotros, no nos servían. También nos deja increíblemente realistas, porque para nosotros las cosas no andaban bien.
Otra característica: la alienación del mundo, la sensación de ser inútiles y no valer nada. No es posible que el coeficiente intelectual de una generación entera pueda caer de la manera que cayó el nuestro; pero lo cierto es que nosotros sacábamos las notas más bajas de la historia: en matemáticas obteníamos los promedios más bajos del mundo. Parecíamos una generación de burros; pero recuerden que al principio mencioné que el hogar tradicional se estaba desarmando. Es sólo que el sistema de educación aún no lo había reconocido y no lo tomaba en cuenta como factor importante; no se daban cuenta de que no teníamos padres en casa para darnos tranquilidad y ayudarnos con las tareas escolares. O sea que las cosas habían cambiado en la sociedad pero la manera en que nos enseñaban aún no había cambiado. Lo cierto es que hubo mucha gente que opinó que éramos un poco lentos (y puede que hayan tenido razón).
Fuimos pioneros de una nueva definición de felicidad y éxito; las anteriores no nos servían. La idea de ser presidente de empresa y ganar millones a mí no me seduce. Detesto las responsabilidades y las discusiones con la gente. Insisto: nos criamos en tiempos de recesión económica, de modo que para nosotros, la idea de felicidad y de éxito es trabajar en lo más te gusta, que no necesariamente será lo que nos asegure el futuro. Vivimos sólo del presente.
Son pasos más pequeños los que damos nosotros en comparación con la generación anterior. En lo personal he estado muy a gusto en mis diferentes trabajos; a veces la gente se sorprende cuando digo que me encanta mi trabajo. Lo que ocurre es que mis esperanzas y mis sueños como X son un poco más pequeños que la generación anterior; también tengo grandes metas, pero siempre voy detrás de los que realmente se pueden alcanzar.
Soy parte de una generación de individualistas que rayan en el egoísmo. No voy a generalizar, pero con nosotros el matrimonio como meta de realización personal y base de la sociedad, llegó a su fin. Vi divorciarse a mis jefes, y la idea de que el matrimonio nomás no va conmigo, la tengo muy arraigada. En el mismo ámbito individualista, tengo también bien inculcada la idea del esfuerzo personal para hacerte de tus cosas sin pedirle nada a nadie, y eso lo veo claramente con mi hermano, que pertenece a la ''Generación Y''. Él a sus 25 años sigue estirando la mano para pedirlo que necesita, con toda la comodidad.
QUE ORGULLO SER TREINTAÑERO X.
Solo te peudo decir, que NO maaaaaaa hiciste que empezara a llorar!!!!!!!!! pero jaja somos la mejor generación :) a tu salud :) A man in the box de Alice in Chains :D
ResponderEliminarORALE BUENO PARECE Q TAMBIEN ENTRO EN ESTE RANGO, Q BIEN TE EXPRESAS ME LATE MUCHO TU ESTILO :D
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