Melanoplus Femurrubrum

Solía verlos en los mercados populares, usualmente al lado de los ingredientes de un buen taco placero: habas, ensalada de nopales, pico de gallo, tortillas azules, guacamole, manitas de puerco en vinagre.
El aroma de las tortillas de cuenta, de las marchantas que venden pinole, de los puestos cercanos de barbacoa y carnitas, de pancita y de chicharrón, me hacen agradecer el vivir en este país, muy a pesar de todo.
Aunque prácticamente todas las personas que ya los habían probado, me los recomendaban por su exquisitez, el estúpido prejuicio y el asco (y miedo) que desde chamaco he tenido a los insectos, me habían impedido degustar tan suculento manjar.
Finalmente ayer  me atreví. En el mercado de Xochimilco compré una lata de a 10 pesos de chapulines rojos, y de paso le di una probada a los acociles. Acompañados de limón y salsa Valentina, fueron una botana deliciosa. Su sabor es seco, fuerte. Huelen parecido a la madera o al tabaco. Su textura en al boca es parecida a las habas enchiladas que venden de a 5 pesos la bolsita. Y lo mejor de todo es al final contemplar el plato lleno de las puras patas de los insectos jajaja

El exotismo culinario de nuestro país, con un menú insectívoro como escamoles, ahuautle, chahuis, chapulines, chinicuil, cuetla, cupiches, gusano de maguey, titococos, entre muchos de otros; además de variedades de peces, mariscos, así como aves y mamíferos salvajes (pato, chachalaca, chichicuilote, armadillo, liebre, venado, manatí, jabalíes, etcétera). Sería una tristeza que esto se perdiera, la destrucción paulatina de los hábitats, y -al menos en la Cd. de México- la desaparición de los mercados públicos, en favor de los supermercados,  pone en grave riesgo esta riqueza alimenticia.