lunes, 9 de noviembre de 2009

20 años después


Quizás la imagen que definió los 80s sea la de multitud de personas arremolinándose para derribar el último emblema de la Cortina de Hierro. El ‘’muro de la infamia’’, como los gringos lo nombraron, fue el epítome de la Guerra Fría, de la separación irreconciliable de dos polos ideológicos que a punto estuvieron de llevar al mundo al abismo nuclear.


Considerada por algunos como la 3ª Guerra Mundial, la Guerra Fría se libró en distintos frentes alrededor del globo a lo largo de 40 años. La carne de cañón fue siempre el Tercer Mundo, con los titiriteros estadounidenses y soviéticos jalando de los hilos. El Medio Oriente, Angola, Vietnam, Corea, Afganistán, Nicaragua y El Salvador fueron los escenarios en que los sistemas de producción capitalista y socialista se enfrentaron sin llegar nunca a la confrontación abierta. El temor mutuo evitó que en este momento la Tierra fuera un desierto nuclear, y al final del día los campos de batalla no decidieron al ganador.

La gradual caída de la Unión Soviética, en parte desde dentro (víctima del malestar social producto de su contradictorio sistema), y en parte desde fuera (la carrera armamentista y tecnológica contra los E.E.U.U. simplemente se tornó irresistible), dejaron la mesa puesta para la victoria del bando capitalista.

En Europa, el proceso de descomposición de la otrora impenetrable muralla socialista comenzó en Polonia. El triunfo pacífico electoral del reformista pro-occidental Lech Walesa sería el ejemplo a seguir para las naciones que en ese momento fungían como satélites del gigante soviético. Antes en Hungría y Checoslovaquia las revueltas armadas habían sido aplastadas, pero las circunstancias eran muy diferentes en esta ocasión. La traumática experiencia en Afganistán movió los cimientos de la URSS, cuya sociedad no estaba dispuesta a soportar más guerras coloniales para apuntalar el imperio. Así apareció en el escenario político Mijail Gorbachov, quien con su línea reformista y de apertura (la glasnost y la Perestroika), pondría los clavos del ataúd.

En Alemania Oriental la situación no era distinta. El paranoico y policial estado ejercía un control férreo sobre sus ciudadanos. La ‘’Stasi’’, policía secreta del régimen comunista, se encargaba de colocar espías en todos los ámbitos de su sociedad, todo para mantener a raya a los ‘’enemigos del Estado’’. El clímax llegó en 1961 en Berlín, cuando en un intento por evitar las masivas fugas de personas a la zona de la ciudad controlada por las potencias occidentales, se erigió a la mitad de la misma un gigantesco muro.

Contraproducente por donde quiera que se le mirara, el muro sirvió como eficaz vehículo propagandístico de Estados Unidos para vilipendiar el ‘’Imperio del Mal’’ oculto tras la Cortina de Hierro. Cientos de personas que intentaron escapar y murieron fueron elevadas a héroes. Otras fueron filmadas mientras trataban de escapar, en lo que algunas veces se convirtieron en montajes cinematográficos.

Pero como no existe construcción elaborada por las manos del hombre que no pueda ser echada abajo, en 1989 el muro cae a pedazos. No hay ejército ni gobierno que pueda detener el curso de los acontecimientos que se han gestado desde las entrañas del ya podrido sistema comunista. Ya no existe la bota aplastante de los soviéticos –muy ocupados con su propia autodestrucción- , por lo que el débil gobierno de Erich Honecker no tiene más remedio que aceptar lo inevitable. Hordas de personas que desean ansiosas cruzar al lado occidental derriban el muro de concreto . El símbolo de la división y la opresión se derrumba. Ganó el bando capitalista. Los Estados Unidos celebran su victoria momentánea.

¿Por qué momentánea? porque un sistema tan hostil e inhumano como el capitalista no puede ganar. Los grandes procesos históricos de la humanidad han demorado cientos de años, como los 10 siglos que demoró el paso del feudalismo al esclavismo, o se me ocurren los 5 siglos del Imperio Romano. El tiempo lo dirá, por lo pronto el triunfo de las socialdemocracias en Sudamérica, la expansión del monstruo chino, y el espectacular crecimiento del comunista Vietnam ya dan señales de que algo vendrá en el futuro ¿Tendremos oportunidad de verlo?.

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